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Disonancia Cognitiva (Leon Festinger): la lucha de tus pensamientos

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RESUMEN:

  • Para entender qué es la disonancia cognitiva, hazte estas preguntas: ¿a veces tienes la sensación de que piensas una cosa, pero haces otra distinta? ¿Te sientes dividido porque crees y deseas cosas que se contradicen entre sí?
  • A menudo son nuestras propias contradicciones las que más daño nos hacen: porque para enmascararlas nos engañamos a nosotros mismos.
  • “No te idealices a ti mismo ni caigas en la arrogancia: si quieres ser grande de verdad, admite tus errores y corrígelos cuanto antes”.
  • Mira la realidad tal y cómo es, toma decisiones, acepta sus consecuencias, aprende y sigue adelante.
  • En este episodio vas a descubrir qué es la disonancia cognitiva, cómo nace de nuestras contradicciones, y qué puedes hacer para manejarla y hacerla jugar a tu favor.

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Disonancia Cognitiva (Leon Festinger): la lucha de tus pensamientos (texto completo)

¿Alguna vez te has sorprendido a ti mismo haciendo algo que no es habitual en ti? ¿Crees que el trabajo debería ser una fuente de realización personal, pero te mantienes en un trabajo que no te interesa, o donde no te tratan bien? ¿Crees que la verdad es un valor importante, y sin embargo has mentido alguna vez?

Si quieres entender mejor por qué las personas pasamos por estas contradicciones, tienes que ver este episodio, porque hoy vamos a hablar de la disonancia cognitiva.

Desde nuestros primeros años de vida, el sistema educativo, las relaciones que tenemos y las experiencias que vivimos van configurando nuestro sistema de creencias. Y estamos convencidos de que sabemos muy bien como pensamos, lo que está bien y lo que está mal.

Sin embargo, a veces ocurre que tenemos creencias contrapuestas entre sí, que pensamos dos cosas contradictorias. Y otras veces pensamos de una manera, pero actuamos de otra: es decir, nuestra conducta entra en contradicción con nuestra creencia.

En estos casos nos sentimos profundamente incómodos, sentimos un malestar que puede ser incluso físico. ¿Por qué crees que nos pasa eso?

En este episodio voy a explicarte qué es la disonancia cognitiva y cómo influye en tu comportamiento y en tus resultados. Y quédate hasta el final, porque voy a darte también 5 consejos prácticos para manejarla y hacerla jugar a tu favor.

Disonancia Cognitiva (Leon Festinger): la lucha de tus pensamientos

¿Qué es la disonancia cognitiva?

«Las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos» —Leon Festinger

La disonancia cognitiva es un fenómeno psicológico, que consiste en una tensión o contradicción interna en nuestro sistema de creencias.

Es lo que ocurre cuando tienes a la vez dos pensamientos que están en conflicto, que se contradicen. O cuando tu comportamiento entra en conflicto con tu sistema de creencias.

Este concepto fue desarrollado por primera vez por el psicólogo estadounidense Leon Festinger, en su libro Teoría de la Disonancia Cognitiva. Su planteamiento es que las personas tenemos una fuerte necesidad de que nuestras creencias internas y nuestras actitudes y conductas sean coherentes entre sí, lo que él llamó consistencia cognitiva.

Cuando esto no ocurre, cuando a la hora de tomar decisiones vivimos una incoherencia entre nuestros pensamientos, o entre nuestras creencias y nuestro comportamiento, nos sentimos mal, muy incómodos; y entonces nos esforzamos en evitar este conflicto interior. En eso consiste la disonancia cognitiva.

Cuando tienes una disonancia cognitiva te puedes sentir incómodo o confundido: de hecho, el malestar puede ser incluso físico.

Para resolver la disonancia cognitiva podemos, por supuesto, cambiar o eliminar el comportamiento que la provoca. Si somos fumadores y sabemos que fumar nos perjudica, está claro que una solución es dejar de fumar.

Sin embargo, a menudo a la gente le resulta muy difícil cambiar comportamientos que tienen muy arraigados.

La disonancia cognitiva y el autoengaño

Por eso, la otra salida más común a la disonancia cognitiva es el autoengaño: diseñamos un argumento intermedio que nos permita justificar ese comportamiento que contradice nuestras creencias.

Es algo así como una trampa que tu cerebro se tiende a sí mismo, para evitar sentirse mal por esa contradicción interior.

Lo que hacemos es buscar un tercer pensamiento, una explicación: manipulamos nuestras propias ideas para conseguir que encajen entre sí (o al menos que lo parezca). Con ese autoengaño conseguimos «reequilibrarnos», y que la disonancia cognitiva no nos genere tanto malestar.

En el ejemplo anterior, una persona sabe que el tabaco es malo para su salud, que mata a millones de personas cada año, pero aún así sigue fumando. Si se para a pensarlo se produce una disonancia cognitiva, hay un conflicto entre su creencia y su conducta real, que le hace sentirse mal.

Para evitar ese malestar, es muy común que los fumadores se engañen con argumentos absurdos como «de algo hay que morirse», o «mi abuelo se murió con ochenta años fumando como un carretero» o «ya lo dejaré el mes que viene».

Ese autoengaño es muy común, porque les evita el malestar que les produce esa contradicción en la que están viviendo.

Disonancia Cognitiva (Leon Festinger): la lucha de tus pensamientos

El experimento de Festinger y Carlsmith

Déjame que te cuente el experimento que diseñaron Leon Festinger y su colega James Merrill Carlsmith en la Universidad de Stanford en 1959 para probar su teoría de la disonancia cognitiva.

Para ello pidieron la colaboración de los estudiantes de la Universidad de Standford. Los dividieron en tres grupos, y les pidieron que durante una hora hicieran una serie de actividades tremendamente aburridas, como darle vueltas una y otra vez a unas piezas en un tablero.

Al primer grupo, el grupo de control, simplemente se les dijo que el experimento había terminado.

Al segundo grupo se le pagó 1$ por decirle a un participante que esperaba fuera que el experimento había sido muy divertido.

Y al tercer grupo se le pidió que hicieran lo mismo, explicarle a alguien que estaba esperando fuera que la tarea era muy divertida, pero les pagaron 20$ por hacerlo.

Pues bien, al terminar la jornada les preguntaron a todos los participantes qué les había parecido la actividad. Los del primer grupo dijeron la verdad, que les había parecido muy, muy aburrido.

Los del tercer grupo, que habían recibido 20$ por decir que era muy divertido, confesaron también que en realidad era muy aburrido. Al parecer, al haber recibido un pago suficiente de 20$ se sentían justificados para haber mentido, y ahora no les importaba decir la verdad.

Ninguno de estos dos grupos experimentaba disonancia cognitiva.

En cambio, los participantes del segundo grupo, que solo habían recibido 1$ por mentir, contestaron mayoritariamente que la actividad les había parecido interesante y divertida. Al haber recibido un pago tan escaso no se sentían lo suficientemente justificados para haber mentido, y experimentaban una disonancia cognitiva.

Para superarla, tuvieron que autoengañarse y pensar que la tarea sí había sido divertida

En definitiva, vemos que, en presencia de una disonancia cognitiva, a menudo recurrimos a autoengañarnos para no sentir ese malestar.

Ejemplos de Disonancia Cognitiva en el día a día

Voy a presentarte ahora dos ejemplos muy sencillos de disonancia cognitiva que pueden ayudarte a entenderlo mejor.

1. El primero: una persona siempre ha creído que la fidelidad es fundamental en una relación, pero le ha sido infiel a su pareja. Ante esta contradicción entre su creencia y lo que acaba de hacer se produce una disonancia cognitiva, y para sentirse mejor se autoengaña con una serie de argumentos que no son verdad, pero que le hacen sentirse mejor:

  • Es que no me hacía mucho caso.
  • Últimamente pasaba más tiempo con sus amigos que conmigo.
  • Se había convertido en un adicto o adicta al trabajo.
  • Se ha descuidado mucho físicamente.

En fin, todos estos argumentos le sirven para amortiguar la disonancia cognitiva, tendiendo un puente entre la creencia y la acción. Le sirven para justificar su acción sin que le produzca tanto malestar.

2. Vamos con el segundo ejemplo: crees que tu trabajo tiene que tener sentido, que debería ser una fuente de realización personal, pero llevas años en un trabajo que no te interesa, o donde no te tratan bien, y no haces nada para cambiarlo. No te presentas a otros puestos, no mueves tu red de contactos, no te planteas emprender tu propio negocio, no te formas.

Aquí tu creencia y lo que estás haciendo también están en contradicción, y experimentas una disonancia cognitiva. Entonces quizás empieces a pensar cosas como:

  • No es un buen momento para buscar trabajo.
  • Hay una crisis.
  • Ya soy muy mayor para cambiar.
  • Si no hago un master no voy a ser competitivo.
  • Yo no sería capaz de emprender.

Y, de esta manera, justificas tu falta de acción para que no te genere tanto malestar.

Disonancia Cognitiva (Leon Festinger): la lucha de tus pensamientos

5 Consejos prácticos para superar la disonancia cognitiva

Hasta ahora hemos visto como el autoengaño es un recurso muy frecuente para lidiar con la disonancia cognitiva. Sin embargo, hay maneras más efectivas de manejarla.

Ahora voy a darte 5 consejos prácticos para evitar o al menos controlar la disonancia cognitiva, de manera que no perjudique tus decisiones ni tus resultados. Si los aplicas vas a sentir más coherencia entre tus pensamientos y tus actos, y eso va a ayudarte a sentirte mejor y a ser más efectivo.

1. Identifica tus valores

En primer lugar, conócete a ti mismo e identifica cuáles son tus valores. Antes de cambiar tus comportamiento o de engañarte a ti mismo, procura tener muy claro cuáles son tus creencias. Pregúntate, por ejemplo:

  • ¿En qué momento has sido más feliz?
  • ¿Qué hacías en ese momento?
  • ¿Qué te hace sentirte realizado?
  • ¿Qué te hace sentirte orgulloso de ti mismo?

A veces, la familia o la sociedad pretenden imponernos creencias o patrones de conducta que no siempre coinciden con los nuestros: sé abogado como tu padre, ten un coche de lujo para marcar tu status, etc.

Lo que yo te planteo es que te escuches a ti mismo, y que tengas claro cuáles son tus valores reales, lo que de verdad te importa a ti. Porque solo cuando lo sepas vas a conseguir verdadera coherencia entre lo que piensas y lo que haces.

2. Obsérvate críticamente

El segundo consejo para evitar la disonancia cognitiva, es que te observes críticamente. Es decir, presta atención a tus pensamientos, a tus creencias, y a lo que después haces en realidad. De esa forma vas a ser capaz de detectar patrones de conducta problemáticos, que pueden dar lugar a la disonancia cognitiva.

Por ejemplo, sabes perfectamente que comer pizza y dulces a menudo es malo para tu salud, pero todos los días comes estos alimentos.

Observarte a ti mismo y tomar conciencia de estas contradicciones va a ayudarte a sacar tus propias conclusiones, y a ser más coherente entre lo que crees y lo que haces.

3. Admite tus errores

La tercera clave para manejar la disonancia cognitiva es atreverte a admitir tus errores. Date la oportunidad de ser honesto contigo mismo, de admitir tus errores y corrígelos rápidamente, sin castigarte demasiado por ellos.

No te idealices a ti mismo ni caigas en la arrogancia, porque en ese camino vas a conseguir más frustraciones que satisfacciones.

Si llevas quince años fumando, hace dos meses que lo has dejado, y una tarde te ha dado por fumarte tres cigarrillos, asume tu error con compasión hacia ti mismo, y sigue adelante sin fumar. Entiéndelo como un proceso que no es de la noche a la mañana.

Toma conciencia del error, perdónate a ti mismo y, sobre todo, comprométete a rectificarlo.

4. Aprovecha la disonancia cognitiva para aprender

El cuarto consejo para superar la disonancia cognitiva es aprovecharla para aprender de ella. Nadie quiere pensar una cosa y hacer otra, eso está claro. Tampoco quiere nadie vivir en un eterno conflicto entre dos ideas incompatibles.

Pero la verdad es que, si estamos atentos, esos episodios de disonancia cognitiva pueden ser una gran fuente de aprendizaje.

Esos momentos pueden servirte para darte cuenta de que tienes lagunas en tus creencias o en tus conocimientos, o de que estás actuando de forma poco lógica.

Por ejemplo, puedes poner a prueba esos sistemas de creencias que has ido construyendo a lo largo de toda tu vida. ¿Realmente te representan, los has elegido tú? ¿De verdad te aportan bienestar y felicidad?

Esos momentos de disonancia cognitiva pueden ser también una manera valiosa de conocerte a ti mismo.

5. Cuestiona las ideologías

Y el quinto consejo para superar la disonancia cognitiva es cuestionar siempre las imposiciones ideológicas. Los seres humanos necesitamos sistemas de creencias, normas sociales que nos ayuden a integrarnos, a convivir, a entendernos.

Pero a veces compramos estos paquetes de ideas, sin siquiera cuestionarlos.

Muchas veces, cuando asumes un sistema de creencias como propio, inconscientemente lo haces por un sentimiento de identidad grupal: una familia, una empresa, un partido político.

Pues bien: no se trata de nadar contra la corriente, sino de que aprendas a diferenciar tus opiniones y creencias propias, esas que son más personales, y que pueden evolucionar, de las ideologías empaquetadas y heredadas de grupos externos.

Leon Festinger: la lucha de tus pensamientos

Conclusión:

En conclusión, la disonancia cognitiva es esa fractura que ocurre cuando lo que pensamos y lo que hacemos no coincide. O cuando tenemos creencias contradictorias entre sí.

Evitar totalmente la disonancia cognitiva es imposible, porque forma parte de la naturaleza humana.

Lo importante es que sepas reconocerla cuando te ocurre, y manejarla. Si aprendes a hacerlo, puede ser una gran oportunidad de aprendizaje y de crecimiento para ti.

¿Listo para pasar al siguiente nivel?

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