Motivación Personal: la Guía Definitiva. Tipos de Motivación

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«Aquel que tiene un porqué puede superar cualquier cómo»
Friedrich Nietsche

¿A veces te sientes lleno de motivación, capaz de comerte el mundo, mientras que en otras ocasiones te encuentras sin energía para empezar nada? ¿Alguna vez has afrontado tus resoluciones de Año Nuevo lleno de fuerza e ilusión, solo para abandonarlas un par de meses después?

No te preocupes, nos ha ocurrido a todos.

La motivación personal es un animal poderoso, pero esquivo. A veces la sientes con una potencia enorme y te ves capaz de conseguirlo todo. Y poco después desaparece sin más, dejándote sin fuerza y con una extraña sensación de vacío.

En estas páginas vamos a revisar las ideas más útiles y las últimas investigaciones sobre motivación personal, para ayudarte a generarla, a mantenerla en el tiempo y a inspirarla en los demás.

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¿LISTO PARA PASAR DE NIVEL?

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¿Qué es la motivación personal?

De manera muy simplificada, podemos decir que la motivación personal es el conjunto de fuerzas psicológicas que nos llevan a emprender una acción. 

De manera más concreta, podemos definirla como el conjunto de procesos internos que dan al comportamiento su energía, su dirección y su persistencia en el tiempo (Reeve 2015).

Energía se refiere a la fuerza, a la intensidad del comportamiento que realizamos. La dirección se refiere a su propósito, al resultado al que va dirigida la acción. Y la persistencia consiste en mantener el comportamiento a través de diferentes situaciones en el tiempo.

No te preocupes si ahora te suena un poco teórico: entenderás mejor cómo funciona la motivación, y cuáles son sus tipos y sus diferentes componentes, a lo largo de estas páginas.

Importancia de la motivación personal

«Si estás trabajando en algo que te importa de verdad, nadie tiene que empujarte: tu visión te empuja» —Steve Jobs

En un mundo crecientemente confuso, donde constantemente estamos sometidos a todo tipo de estímulos, a menudo es difícil saber por qué hacemos lo que hacemos, cuál es nuestra verdadera motivación personal.

Comenzamos tareas o nos fijamos objetivos sin saber muy bien de dónde procede nuestro deseo de conseguirlos.

Sin embargo, el tipo de motivación que nos impulsa a comenzar un proyecto es un indicador muy fiable de las posibilidades que tenemos de llevarlo a buen puerto.

¿Tengo que escribir este informe porque mi cliente me ha puesto una fecha límite, y si no se lo entrego habrá consecuencias?

¿O quiero hacerlo, porque en él voy a reflejar el excelente trabajo que hemos hecho para el cliente en los últimos meses, y eso me produce una profunda satisfacción?

En estos dos casos la tarea es la misma. Pero no lo es la motivación personal que la impulsa.

Y probablemente tampoco serán iguales los resultados.

Este último es un ejemplo tomado del trabajo diario. Pero imagina las consecuencias en proyectos de mucha más trascendencia para ti, como elegir una carrera, o dejar tu trabajo para emprender un negocio propio.

En esos casos, ¿crees que el motivo que te impulsa a hacer una cosa u otra no tiene importancia?

Motivacion intrinseca - foto crecer

Tipos de motivación personal

Las ciencias del comportamiento han generado un gran número de teorías sobre la motivación personal: la pirámide de las necesidades de Maslow, la teoría de la autodeterminación, la teoría de los incentivos, la del flujo (flow), y muchas más. 

A efectos de esta guía práctica, podemos distinguir tres tipos básicos de motivación personal:

  • Necesidades fisiológicas.
  • Motivación extrínseca.
  • Motivación intrínseca.

En el nivel más básico de motivación personal nos movemos por necesidades fisiológicas: necesitamos satisfacer, por ejemplo, nuestra hambre y nuestra sed, y si esto no ocurre nuestra atención se enfoca casi exclusivamente en cubrir estas necesidades.

En el siguiente nivel se encuentra la motivación extrínseca:  a menudo hacemos algo o no lo hacemos por las consecuencias que puede tener para nosotros, o por la recompensa que nos puede reportar.

La motivación extrínseca está muy presente en nuestra vida diaria. Cuando conducimos por encima del límite de velocidad, y allí encontramos una señal de tráfico y quizás un amable policía para recordárnoslo. Cuando hacemos bien un trabajo y alguien nos lo alaba. Cuando cumplimos nuestros objetivos y recibimos el plus que nos habían prometido.

La motivación extrínseca ha sido tradicionalmente la más usada en las empresas: bonus o stock options frente a medidas disciplinarias, penalización frente a recompensa.

Este tipo de motivación trata de orientar los comportamientos asignando consecuencias positivas y negativas a cada uno de ellos.

Y no nos engañemos, es cierto que el juego de penalización y recompensa a menudo resulta efectivo para determinar la conducta de los demás. 

Motivación extrínseca: el problema de la motivación a largo plazo

Sin embargo, lo que también sabemos desde hace poco es que la motivación extrínseca solo es verdaderamente efectiva en el corto plazo.

El problema con la motivación extrínseca es que tiene “las patas muy cortas”: cuando desaparece el incentivo —la recompensa o sanción externa que esperamos— tendemos a desmotivarnos rápidamente.

En el largo plazo, este tipo de motivación personal no es suficiente para mantener el foco de una organización o de un equipo, ni la ilusión en un proyecto de emprendimiento que puede requerir años de esfuerzo sostenido.

Por ejemplo, el dinero y el reconocimiento, una vez alcanzado un cierto nivel, pierden rápidamente su efecto motivador.

Si estos son tu motor en tu trabajo o en tu negocio, un día puedes encontrarte en medio del camino preguntándote qué haces tú allí, y si lo que haces tiene algún sentido para ti.

Motivación intrínseca: definición

Sin embargo, cuando la motivación procede de nuestro interior, cuando nace de un interés íntimo y personal por lo que hacemos, entonces sí somos capaces de mantener la concentración y el esfuerzo en el medio y largo plazo. 

Este último tipo de motivación se denomina motivación intrínseca. Es lo que sentimos cuando estamos verdaderamente conectados con lo que hacemos. 

Es lo que nos sostiene cuando, en la vida y en el trabajo, abordamos objetivos que de verdad nos importan íntimamente. 

«La verdadera motivación procede de trabajar en cosas que nos importan» —Sheryl Sandberg

Y es una motivación enormemente poderosa, porque nace de lo más profundo de nosotros. 

La motivación intrínseca es un catalizador. Un liberador de poder.

Según el profesor Richard M. Ryan, de la Universidad de Sydney, podemos definir la motivación intrínseca como “una inclinación natural a la exploración, el interés espontáneo y el dominio del entorno que nacen de nuestra tendencia innata a mejorar, y de la experiencia de satisfacer nuestras necesidades psicológicas. Es la principal fuente de disfrute y vitalidad a lo largo de la vida”. 

Motivacion intrinseca - conexion con lo que haces

Factores de motivación intrínseca

En los últimos años, la teoría de la autodeterminación, desarrollada por el mencionado profesor Ryan y por Edward L. Deci, ha identificado tres necesidades psicológicas básicas:

  • Autonomía: el deseo de ser el actor de tu propia vida y actuar en armonía contigo mismo.
  • Competencia: la sensación de ser capaz de controlar tu entorno, tus relaciones y, hasta cierto punto, tus resultados. 
  • Relación: el deseo de interactuar y estar conectado con otros.

Pues bien: la motivación intrínseca nace cuando estas tres necesidades psicológicas son satisfechas. Es sentir que tomas tus propias decisiones, que estás a la altura de los retos que te propones, y que te mantienes conectado con los demás.

La motivación intrínseca tiene una relación íntima con el concepto de sentido del que hablaba Victor Frankl: se refiere a nuestra capacidad de descubrir una verdad profunda que dé propósito a nuestra vida, incluso en las circunstancias más adversas.

Cuando lo que haces tiene verdadero sentido para ti (cuando conoces tu porqué), aprendes con pasión, te desarrollas y asumes riesgos controlados. 

Parece que todo cuesta menos esfuerzo. Buscas nuevos retos, porque quieres crecer. 

Y, por tanto, tus posibilidades de éxito se multiplican.

Actividades de motivación intrínseca

Hay dos actividades clave que puedes realizar para liberar el poder de la motivación intrínseca en tu vida y tu trabajo: definir tu Visión, y convertirla en objetivos. Veamos en qué consiste cada una de ellas:

    1. Visión. Define, con la mayor precisión que puedas, qué quieres realmente para tu vida y tu trabajo. Qué quieres tú, no lo que esperan los demás. Una pista: seguramente no será lo primero que te venga a la mente. ¿Qué harías “por amor al arte” si tuvieras el dinero necesario para vivir sin trabajar?
      Dedícate el tiempo suficiente en este ejercicio. Y, sobre todo, permítete pensar en grande.
    2. Objetivos. A continuación, fíjate tres objetivos razonables a medio plazo, que estén absolutamente alineados con tu visión. Ni uno más: esto es esencial para mantener el foco a lo largo del tiempo.
      Si tienes más de tres prioridades, no tienes ninguna” —Jim Collins.
      Márcate un plazo de tres meses para alcanzarlos, y dales prioridad absoluta. Pasado este tiempo evalúa tus resultados y haz las correcciones necesarias. Entonces define tus tres nuevos objetivos, y comienza un nuevo ciclo de trabajo.

Si priorizas y trabajas de este modo, pronto sentirás el poder que se libera cuando lo que haces tiene verdadero sentido para ti. La consecuencia natural será la transformación de tus resultados y de tu nivel de éxito.

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